miércoles, 13 de noviembre de 2019

Creativity in teaching and training, how to use music, art and ICT, indoor and outdoor activities, games, team work,...


Hola hola!! Mi nombre es Carlos y soy el tutor de 5º de Educación Infantil (un curso genial) del colegio Sagrado Corazón, en Meliana. Este curso he podido disfrutar de una experiencia formativa en el extranjero, (pensaba que ya se me había “pasado el arroz” para ser un Erasmus, pero no). Concretamente mi curso se desarrolló en Assen (Netherlands), entre los días 13 y 19 de octubre, ambos inclusive.

Por un lado, desde el primer momento me apetecía muchísimo vivir esta experiencia, soy viajero de segunda profesión y una oportunidad así no se puede dejar escapar, pero por otro lado me apenaba estar unos días lejos de mi familia y de mis almumnitos. Eché ambas cosas mucho de menos durante mi estancia en Assen, pero también disfruté de una experiencia intensa, divertida, enriquecedora y muy muy cansada.


Mi viaje comenzaba a las 4 de la madrugada de un domingo (no es la mejor forma de empezar, ¡soy muy dormilón! Pero quien algo quiere, algo le cuesta). Aeropuerto, vuelo y a las 8 de la mañana en Amsterdam. De ahí debía coger un tren a Assen, dos horas más de viaje y llegada a esta pequeña y poco agitada (digámoslo así) ciudad. La primera impresión fue la de llegar a una ciudad fantasma, domingo a mediodía, lloviendo, ni un alma por la calle, todo cerrado y yo, un vagabundo con 20 kilos de equipaje a rastras intentando encontrar un lugar en el que guarecerme, pues en el hotel no se puede entrar hasta las 16:00… ¡Bien! Algo que contar (no es lo que nos pasa, sino como lo vivimos lo que determina si es bueno o malo). En fin, 4 horas de vagabundear y por fin recibo mi habitación en el hotel. Duchita calentita y ¡a por el curso!


El primer día fue genial, no por la presentación de los encargados del curso, ni por saber todo lo que íbamos a aprender, ni por conocer a los demás compañeros de 7 países diferentes, sino porque al final de la sesión hicimos el European Fair, que para que nos entendamos consiste en que cada participante traía delicias gastronómicas típicas de su país y las compartía con los demás, ¡principalmente conmigo! Una gran toma de contacto J




El siguiente día comenzó con la presentación uno a uno de los participantes del curso, cada uno contaba de donde venía y hablaba sobre su colegio y el sistema educativo de su país. El curso estaba formado por profesores de todos los niveles, desde Educación Infantil a Secundaria y grados formativos, mucha variedad, ¡mayor posibilidad de enriquecimiento! Una vez presentados los diferentes sistemas educativos, se entabló un debate muy interesante. Fue en este momento cuando aprendí la cosa para mí más reseñable de todos esos días. Después de escuchar a mis compañeros de otros países, me quedó patente en qué países se invierte más en educación, en qué países se valora y aprecia con mayor intensidad la labor de un maestr@. No jugamos todos en la misma liga ni contamos con los mismos recursos, y no me refiero a recursos materiales, sino a que hay países donde tienen en cada aula la mitad de alumnos que tenemos nosotros y además son 2 profesores, en definitiva, hay países donde la educación de calidad es prioridad absoluta y en el nuestro, por desgracia, no lo es.





Los días transcurrieron rápidamente, teníamos clase desde las 10 de la mañana hasta las 18 generalmente, y una vez terminado el curso nos reuníamos en grupos de trabajo para preparar una actividad final del último día, así que a la cama llegábamos muy muy cansados. Todas las actividades y talleres tenían como finalidad mostrarnos una forma diferente y creativa de realizar actividades, tanto dentro como fuera del aula. La creatividad era el título del curso y el eje central de toda actividad. A lo largo de los días visitamos el archivo de Drente, el Drents Museum, un molino de viento y un colegio de los Países Bajos, que era muy moderno y estaba muy bien equipado (se nota que el gobierno Neerlandés apuesta por la educación de calidad) pero una vez más, lo que más me llamó la atención fue el número de alumnos por clase. Para ser un buen profesor no considero necesario tener la última tecnología a mi alcance, ni las aulas y bibliotecas más bonitas, ni nada material, pero si considero vital tener un número de alumnos  al que pueda cubrir al 100% en sus diferentes necesidades y a día de hoy, en España, esto no sucede.








La última actividad del curso, y la más emocionante, fue una caza del tesoro por equipos por toda la ciudad de Assen, buscando pistas y aprendiendo sobre arquitectura al mismo tiempo. Fue una auténtica gozada ver a todo mi equipo, con una edad media de más de 50 años contagiados por la competitividad corriendo con la lengua fuera por toda la ciudad para ganar. ¡Muy divertido!


Para terminar el curso hubo una sesión de evaluación, donde se valoraba si habíamos aprovechado el tiempo a lo largo de la semana y la superamos con creces. Entrega de diplomas y ¡para casa!


Durante mi estancia en Assen mantuve contacto con mis alumnos casi a diario a través de las familias y los demás profesores, sobre todo mi querida Maite que los cuidó y trabajó con ellos como si fueran los suyos. Intenté hacerles partícipes de esta experiencia y cuando a la vuelta me recibieron con un enorme abrazo me consideré el profesor más afortunado del mundo, ¡¡son únicos!!


Valoro la experiencia como muy positiva, la disfruté y aproveché a partes iguales, sin duda, todo el trabajo que conlleva bien vale la pena. Hice contactos en varios países durante estos días, sobre todo con un colegio de Islandia, ya que eran de Educación Infantil, al que estamos a punto de enviar nuestra primera carta en inglés, escrita y preparada por mis alumnos. Esta experiencia ha sido el principio, ¡nuestro colegio abre las puertas a europa!



miércoles, 6 de noviembre de 2019

Italian memories...



Parece que fue ayer, y casi han pasado dos meses.

Me llamo Amparo Gascón y soy profesora de secundaria del Colegio Sagrado Corazón de Meliana, Valencia. Me gustaría compartir con vosotros un poco de mi experiencia Erasmus. Sí, digo un poco porque aunque se trataba de un curso estructurado de una semana fue muy intenso. No hablo solo de la cantidad de información que recibí, sino también por las cientos de vivencias que pude disfrutar.

Mi movilidad se desarrolló en septiembre, así es, fui la pionera en embarcarse en este nuevo proyecto Erasmus plus del que soy coordinadora.  Cuando fijé esta fecha en el calendario quizás solo pensaba en “quitármela de encima” cuanto antes porque solo podía pensar en todo el trabajo que me quedaba por hacer:  la coordinación de las movilidades de los compañeros, la memoria y la actualización constante de la mobility tool. 

Este verano ha sido diferente a los demás, como se suele decir un gran poder requiere una gran responsabilidad y en este caso ese poder había llegado en forma de oportunidad, iniciábamos la internacionalización de nuestro colegio. 

Tras el arduo trabajo llevado a cabo y las horas invertidas, mi principal motivación era conseguir que este nuevo proyecto educativo se hiciese realidad de la forma más productiva posible. Por tanto,en los meses estivales no pude desconectar del todo en ningún momento ya que tocaba estar pendiente de si llegaba el dinero de la subvención, de mirar vuelos, hoteles… En fin, no os quiero aburrir con la burocracia que hay de por medio para conseguir una subvención Erasmus plus KA101, que no es poca, pero spoiler: 


VALE LA PENA

Mi movilidad:

Llegó el momento de partir, estaba nerviosa, muy nerviosa. Soy una viajera habitual, pero siempre lo hago en familia y aunque parezca mentira era mi primer viaje sola. Despedida de los míos, alguna lagrimita furtiva y las palabras de mis hijos, disfruta la experiencia mamá, vívelo.

Llegada a Pisa, genial incluso llegamos unos minutos antes. Empecé a tranquilizarme un poco, tenía que llegar antes de las diez de la noche a Florencia ya que tenía reservada una habitación en un pequeño hotel donde la recepción cerraba a las diez de la noche. En caso de llegar más tarde tenía que avisar y como tope me esperaban hasta las doce de la noche. Como podéis imaginar dormir en la calle con una pesada maleta de 20 kgs no era mi mayor deseo. 

Y de repente, cuando todo era luz y calma, llegó la tempestad y empezaron a torcerse las cosas. El señor que debía atender en el mostrador de trenes y autobuses del aeropuerto no estaba. No pasa nada, seguí buscando. Encontré un autobús directo a Florencia, aunque salía a las nueve menos diez. No había más remedio, tocaba llegar justita. Temperamento italiano, llegó el autobús y conflicto entre un pasajero y el conductor, gritos, empujones, insultos, policía. Salida hacia Florencia casi a las diez. Atasco en la autovía. A esas alturas mi whatsapp ardía, mi familia intentando tranquilizarme, el recepcionista del hotel impaciente, lógico. Llegada a Florencia, por fin.

 Las once, llegas a una gran ciudad, zona estación de autobuses, parece que todo el mundo te mira y sientes que te falta el aire. SalÍ de allí y casi una hora después , con la maleta rota, sí rota, las ruedas se bloquearon seguramente en algún golpe de los que suele recibir el equipaje en los aeropuertos, derrotada física y anímicamente llegué a la zona del hotel donde el recepcionista ya casi era mi amigo. 

Cuando faltaban apenas ciento cuarenta metros me perdí, de verdad, me di cuenta que me había pasado la zona y estaréis pensando que ciento cuarenta metros no es nada, pero esa distancia, el especial adoquinado florentino y arrastrando sin ruedas una maleta de 20 kg os aseguro que para mí era un mundo. Al final, vino a buscarme el recepcionista que para colmo, el pobre, me recibió con una sonrisa. Llevaba esperándome dos horas, dos horas fuera de su horario. Yo , llorando, él asegurándome que mañana lo vería todo de otro modo. Y así fue.


Primer día del curso. Me preparé, hice un repaso de última hora de la presentación y me dispuse a encontrar un sitio cercano para desayunar. Lo encontré fácilmente, servían unos capuchinos y unos dulces buenísimos, y lo mejor de todo, muy económicos. No tenía problemas de presupuesto con el desayuno, por poco más de dos euros todos los días disfrutaba de esos diez, quince minutitos en los que repasaba todo lo que tenía que hacer delante de un magnífico capuchino.

Tras el primer desayuno me puse en marcha hacia la academia que no estaba demasiado lejos y poco antes de llegar, como una aparición se mostró ante mis ojos la cúpula del Duomo. 

¡Qué maravilla, casi lo había olvidado, estaba en Florencia! Era mi tercera visita a Florencia y creo que no será la última. 



Llegué a la academia que estaba en una especie de palazzo fiorentino , en el segundo piso. Respiré hondo y entré. Allí me encontré con las que se convertirían en maravillosas compañeras de experiencia Jutta, Anne, Clara, Magdalena… provenientes de Alemania, Portugal, Polonia… Llegó el momento de las presentaciones empezando por nuestro profesor Iacopo que nos comentó su andadura profesional, sus estudios e incluso su propia experiencia Erasmus. 


Una a una empezamos con nuestras presentaciones donde hablábamos del sistema educativo de nuestros países, de nuestros colegios, de nuestros trabajos. Power points y páginas web a doquier y ese cosquilleo que indicaba que esta experiencia iba a estar a muy bien. Me tocó el turno y solté poco a poco los nervios ya que observé que mis compañeras me estaban atendiendo con verdadero interés y que todo fluía fácilmente. 

Tras las presentaciones, que nos llevaron parte de las primeras horas de la mañana, hicimos una pausa para el café y empezamos a conocernos mejor. A todo esto, en esos momentos me empezaba a encontrar mucho mejor ya que, al principio tenía un poco de respeto frente al hecho de estar todo el día hablando en inglés y hacía ya algún tiempo que no lo practicaba a ese nivel, sin embargo no tuve problemas al respecto. 

Y después de la pausa del café empezamos con el curso en sí. Al acabar la primera sesión decidimos irnos a comer juntas, costumbre que mantuvimos durante toda nuestra estancia. 


Los siguientes días fueron todavía a mejor, el curso estuvo francamente bien. El hecho de haber elegido una academia de reconocido prestigio en Europa dentro de los cursos Erasmus como era Europass Teacher Academy fue un acierto total. Esta academia tiene sedes en Florencia, Berlín, Atenas o Barcelona, entre otras. Su metodología es muy moderna e interactiva. 

Trabajamos mediante el método colaborativo, pero también practicamos dramatizaciones, y como no, utilizamos las nuevas tecnologías. Pronto nos familiarizamos con aplicaciones y webs como trello, padlet, quizlet, jigsaw, Ted ed y tantas otras.Trabajamos las habilidades múltiples, la inclusión, la resolución de conflictos en el aula. Nuestro grupo optó por compartir todo lo que íbamos investigando, practicando,fotos etc en trello, pero apoyándonos en otras aplicaciones. 


Particularmente me encantó la opción de trabajar la clase invertida o flipped classroom que espero poder aplicar muy pronto en mis clases. Estas clases vienen a ser una mezcla entre la clase presencial y por otra parte digamos la virtual. Para ello obviamente necesitamos la colaboración de los padres de nuestros alumnos porque de algún modo, los alumnos mediante las herramientas adecuadas preparan en casa determinados aspectos y en la clase se ponen en común. 

Es decir, ellos tienen que investigar. Por supuesto esto requiere un gran esfuerzo por parte del profesor, ya que preparar los materiales lleva su tiempo, pero como todo en esta vida todo es empezar e ilusión no nos falta.


Por las tardes debíamos hacer los deberes, que lógicamente se trataba de aplicar lo que nos habían explicado por la mañana y enviarlos online.

El curso se desarrolló en horario de mañana algunos días y otros de tarde. Dos días en que tuvimos las clases por la mañana, se nos ofreció la posibilidad de realizar dos tours on foot con dos profesores de la academia expertos en arte e historia. Por supuesto que todo mi grupo se unió a las excursiones y además coincidimos con otros colegas de Francia, Finlandia, Grecia que realizaban otros cursos como robótica. Esto enriqueció más la experiencia si cabe, además de que pudimos hacer contactos para próximos proyectos en el futuro como job shadowing y nuestra mayor ilusión, empezar con nuestros alumnos.


Llegó el último día del curso y con ello la entrega de diplomas y algunas despedidas. Algunos compañeros se marcharon al día siguiente, a otros nos quedaba todavía una excursión gratuita que ofrecía la academia por la bella Toscana y un buen madrugón el domingo para iniciar el regreso a casa. 

Por suerte, la vuelta nada tuvo que ver con la llegada. El día se vio salpicado por la lluvia pero con mi nueva maleta (sí opté por dejar la que traía en Florencia ya que mi músculos todavía se resentían del primer día) no tuve grandes problemas. Ya me conocía perfectamente el camino, llegué sin problemas a la estación , cogí el tren a Pisa y el transfer al aeropuerto. Supongo que mucho tuvo que ver el hecho de haber empezado el trayecto a las siete de la mañana, con bastante tiempo de antelación, lo cual también aportaba mucha tranquilidad.

¿Volvería a repetir la experiencia? Por supuesto. Creo que conocer compañeros de otros países que afrontan los mismos problemas, aprender nuevas formas de  gestionarlos, ver qué métodos les funcionan mejor y al mismo tiempo practicar inglés aportan un gran enriquecimiento profesional. Además,todo ello siempre iba aderezado de motivación, pensamiento positivo y colaboración. 


Sin duda una experiencia gratificante y muy recomendable.