Parece
que fue ayer, y casi han pasado dos meses.
Me
llamo Amparo Gascón y soy profesora de secundaria del Colegio Sagrado Corazón
de Meliana, Valencia. Me
gustaría compartir con vosotros un poco de mi experiencia Erasmus. Sí, digo un
poco porque aunque se trataba de un curso estructurado de una semana fue
muy intenso. No hablo solo de la cantidad de información que recibí, sino
también por las cientos de vivencias que pude disfrutar.
Mi
movilidad se desarrolló en septiembre, así es, fui la pionera en embarcarse en
este nuevo proyecto Erasmus plus del que soy coordinadora. Cuando fijé
esta fecha en el calendario quizás solo pensaba en “quitármela de encima”
cuanto antes porque solo podía pensar en todo el trabajo que me quedaba por
hacer: la coordinación de las movilidades de los compañeros, la memoria y
la actualización constante de la mobility tool.
Este
verano ha sido diferente a los demás, como se suele decir un gran poder
requiere una gran responsabilidad y en este caso ese poder había llegado en
forma de oportunidad, iniciábamos la internacionalización de nuestro colegio.
Tras el arduo trabajo llevado a cabo y las horas invertidas, mi principal motivación era conseguir que este nuevo proyecto educativo se hiciese realidad de la forma más productiva posible. Por tanto,en los meses estivales no pude desconectar del todo en ningún momento ya que tocaba estar pendiente de si llegaba el dinero de la subvención, de mirar vuelos, hoteles… En fin, no os quiero aburrir con la burocracia que hay de por medio para conseguir una subvención Erasmus plus KA101, que no es poca, pero spoiler:
Tras el arduo trabajo llevado a cabo y las horas invertidas, mi principal motivación era conseguir que este nuevo proyecto educativo se hiciese realidad de la forma más productiva posible. Por tanto,en los meses estivales no pude desconectar del todo en ningún momento ya que tocaba estar pendiente de si llegaba el dinero de la subvención, de mirar vuelos, hoteles… En fin, no os quiero aburrir con la burocracia que hay de por medio para conseguir una subvención Erasmus plus KA101, que no es poca, pero spoiler:
VALE LA PENA
Mi
movilidad:
Llegó
el momento de partir, estaba nerviosa, muy nerviosa. Soy una viajera habitual,
pero siempre lo hago en familia y aunque parezca mentira era mi primer viaje
sola. Despedida de los míos, alguna lagrimita furtiva y las palabras de mis
hijos, disfruta la experiencia mamá, vívelo.
Llegada
a Pisa, genial incluso llegamos unos minutos antes. Empecé a tranquilizarme un
poco, tenía que llegar antes de las diez de la noche a Florencia ya que tenía
reservada una habitación en un pequeño hotel donde la recepción cerraba a las
diez de la noche. En caso de llegar más tarde tenía que avisar y como tope me
esperaban hasta las doce de la noche. Como podéis imaginar dormir en la calle
con una pesada maleta de 20 kgs no era mi mayor deseo.
Y
de repente, cuando todo era luz y calma, llegó la tempestad y empezaron a
torcerse las cosas. El señor que debía atender en el mostrador de trenes y
autobuses del aeropuerto no estaba. No pasa nada, seguí buscando. Encontré un
autobús directo a Florencia, aunque salía a las nueve menos diez. No había más
remedio, tocaba llegar justita. Temperamento italiano, llegó el autobús y
conflicto entre un pasajero y el conductor, gritos, empujones, insultos,
policía. Salida hacia Florencia casi a las diez. Atasco en la autovía. A esas
alturas mi whatsapp ardía, mi familia intentando tranquilizarme, el
recepcionista del hotel impaciente, lógico. Llegada a Florencia, por fin.
Las
once, llegas a una gran ciudad, zona estación de autobuses, parece que todo el
mundo te mira y sientes que te falta el aire. SalÍ de allí y casi una hora
después , con la maleta rota, sí rota, las ruedas se bloquearon seguramente en
algún golpe de los que suele recibir el equipaje en los aeropuertos, derrotada
física y anímicamente llegué a la zona del hotel donde el recepcionista ya casi
era mi amigo.
Cuando
faltaban apenas ciento cuarenta metros me perdí, de verdad, me di cuenta que me
había pasado la zona y estaréis pensando que ciento cuarenta metros no es nada,
pero esa distancia, el especial adoquinado florentino y arrastrando sin ruedas
una maleta de 20 kg os aseguro que para mí era un mundo. Al final, vino a
buscarme el recepcionista que para colmo, el pobre, me recibió con una sonrisa.
Llevaba esperándome dos horas, dos horas fuera de su horario. Yo , llorando, él
asegurándome que mañana lo vería todo de otro modo. Y así fue.
Primer día del curso. Me preparé, hice un repaso de última hora de la presentación y me dispuse a encontrar un sitio cercano para desayunar. Lo encontré fácilmente, servían unos capuchinos y unos dulces buenísimos, y lo mejor de todo, muy económicos. No tenía problemas de presupuesto con el desayuno, por poco más de dos euros todos los días disfrutaba de esos diez, quince minutitos en los que repasaba todo lo que tenía que hacer delante de un magnífico capuchino.
Primer día del curso. Me preparé, hice un repaso de última hora de la presentación y me dispuse a encontrar un sitio cercano para desayunar. Lo encontré fácilmente, servían unos capuchinos y unos dulces buenísimos, y lo mejor de todo, muy económicos. No tenía problemas de presupuesto con el desayuno, por poco más de dos euros todos los días disfrutaba de esos diez, quince minutitos en los que repasaba todo lo que tenía que hacer delante de un magnífico capuchino.
Tras
el primer desayuno me puse en marcha hacia la academia que no estaba demasiado
lejos y poco antes de llegar, como una aparición se mostró ante mis ojos la
cúpula del Duomo.
¡Qué maravilla, casi lo había olvidado, estaba en Florencia! Era mi tercera visita a Florencia y creo que no será la última.
¡Qué maravilla, casi lo había olvidado, estaba en Florencia! Era mi tercera visita a Florencia y creo que no será la última.
Llegué a la academia que estaba en una especie de palazzo fiorentino , en el segundo piso. Respiré hondo y entré. Allí me encontré con las que se convertirían en maravillosas compañeras de experiencia Jutta, Anne, Clara, Magdalena… provenientes de Alemania, Portugal, Polonia… Llegó el momento de las presentaciones empezando por nuestro profesor Iacopo que nos comentó su andadura profesional, sus estudios e incluso su propia experiencia Erasmus.
Una a una empezamos con nuestras presentaciones donde hablábamos del sistema educativo de nuestros países, de nuestros colegios, de nuestros trabajos. Power points y páginas web a doquier y ese cosquilleo que indicaba que esta experiencia iba a estar a muy bien. Me tocó el turno y solté poco a poco los nervios ya que observé que mis compañeras me estaban atendiendo con verdadero interés y que todo fluía fácilmente.
Tras
las presentaciones, que nos llevaron parte de las primeras horas de la mañana,
hicimos una pausa para el café y empezamos a conocernos mejor. A todo esto, en
esos momentos me empezaba a encontrar mucho mejor ya que, al principio tenía un
poco de respeto frente al hecho de estar todo el día hablando en inglés y hacía
ya algún tiempo que no lo practicaba a ese nivel, sin embargo no tuve problemas
al respecto.
Y
después de la pausa del café empezamos con el curso en sí. Al acabar la primera
sesión decidimos irnos a comer juntas, costumbre que mantuvimos durante toda
nuestra estancia.
Los
siguientes días fueron todavía a mejor, el curso estuvo francamente bien. El
hecho de haber elegido una academia de reconocido prestigio en Europa dentro de
los cursos Erasmus como era Europass Teacher Academy fue un acierto total. Esta
academia tiene sedes en Florencia, Berlín, Atenas o Barcelona, entre otras. Su
metodología es muy moderna e interactiva.
Trabajamos
mediante el método colaborativo, pero también practicamos dramatizaciones, y
como no, utilizamos las nuevas tecnologías. Pronto nos familiarizamos con
aplicaciones y webs como trello, padlet, quizlet, jigsaw, Ted ed y tantas
otras.Trabajamos las habilidades múltiples, la inclusión, la resolución de
conflictos en el aula. Nuestro grupo optó por compartir todo lo que íbamos
investigando, practicando,fotos etc en trello, pero apoyándonos en otras
aplicaciones.
Particularmente
me encantó la opción de trabajar la clase invertida o flipped classroom que
espero poder aplicar muy pronto en mis clases. Estas clases vienen a ser una
mezcla entre la clase presencial y por otra parte digamos la virtual. Para ello
obviamente necesitamos la colaboración de los padres de nuestros alumnos porque
de algún modo, los alumnos mediante las herramientas adecuadas preparan en casa
determinados aspectos y en la clase se ponen en común.
Es decir, ellos tienen que investigar. Por supuesto esto requiere un gran esfuerzo por parte del profesor, ya que preparar los materiales lleva su tiempo, pero como todo en esta vida todo es empezar e ilusión no nos falta.
Es decir, ellos tienen que investigar. Por supuesto esto requiere un gran esfuerzo por parte del profesor, ya que preparar los materiales lleva su tiempo, pero como todo en esta vida todo es empezar e ilusión no nos falta.
Por las tardes debíamos hacer los deberes, que lógicamente se trataba de aplicar lo que nos habían explicado por la mañana y enviarlos online.
El
curso se desarrolló en horario de mañana algunos días y otros de tarde. Dos
días en que tuvimos las clases por la mañana, se nos ofreció la posibilidad de
realizar dos tours on foot con dos profesores de la academia expertos en
arte e historia. Por supuesto que todo mi grupo se unió a las excursiones y
además coincidimos con otros colegas de Francia, Finlandia, Grecia que
realizaban otros cursos como robótica. Esto enriqueció más la experiencia si
cabe, además de que pudimos hacer contactos para próximos proyectos en el
futuro como job shadowing y nuestra mayor ilusión, empezar con nuestros
alumnos.
Llegó
el último día del curso y con ello la entrega de diplomas y algunas despedidas.
Algunos compañeros se marcharon al día siguiente, a otros nos quedaba todavía
una excursión gratuita que ofrecía la academia por la bella Toscana y un buen
madrugón el domingo para iniciar el regreso a casa.
Por
suerte, la vuelta nada tuvo que ver con la llegada. El día se vio salpicado por
la lluvia pero con mi nueva maleta (sí opté por dejar la que traía en Florencia
ya que mi músculos todavía se resentían del primer día) no tuve grandes
problemas. Ya me conocía perfectamente el camino, llegué sin problemas a la
estación , cogí el tren a Pisa y el transfer al aeropuerto. Supongo que mucho
tuvo que ver el hecho de haber empezado el trayecto a las siete de la mañana,
con bastante tiempo de antelación, lo cual también aportaba mucha tranquilidad.
¿Volvería
a repetir la experiencia? Por supuesto. Creo que conocer compañeros de otros
países que afrontan los mismos problemas, aprender nuevas formas de
gestionarlos, ver qué métodos les funcionan mejor y al mismo tiempo practicar
inglés aportan un gran enriquecimiento profesional. Además,todo ello siempre
iba aderezado de motivación, pensamiento positivo y colaboración.
Sin duda una
experiencia gratificante y muy recomendable.
Fenomenal. Has relatado la experiencia de tal forma q m qedo con ganas d haberla vivido. M alegro mucho.
ResponderEliminarEnhorabuena por conseguir el proyecto para nuestro Centro y gracias por pompartir tu experiencia!!!
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ResponderEliminarAmparo felicidades por todo el empeño y las ganas que has puesto. Menudo trabajazo!��
ResponderEliminarMe alegro de que el esfuerzo y el trabajo previos hayan merecido la pena!!! Enhorabuena Amparo! Eres una gran profesional!!!!��
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